11/07/10

¿Qué es el hastío?

Debo admitir que a veces extraño el silencio. El silencio sepulcral que producían esas pastillas...

Más ahora ese ruido ensordecedor de voces hablando en mi mente, mi propia voz que se confunde en el barullo, aturde más que las tristemente famosas vuvuzelas.

Dejé de tomar esas pastillas. Pero... Siempre hay un pero.

La última vez que tuve oportunidad de conversar con la psiquiatra, ésta me vio mucho mejor, hasta más alegre. Es más, hasta me dijo:

-Vos ya no necesitás más esos medicamentos...

Pero, -aquí viene el pero- tenía guardada una condición: Debía convertirme en uno de los "especímenes", un "conejillo de indias" más de de una horda de estudiantes de psicología que me observaban con una mirada casi siniestra. Bueno, algunos... Otros se veían más mansitos.

¡Pero no! Los psicólogos y más aún los "estudiantes" de psicología me recuerdan el dolor. Me recuerdan a ella. Ella era estudiante de psicología... y me dejó hecho pororó aplastado en pista del hipódromo el corazón.

Sé que ya han pasado casi tres años de aquello que marcó mi vida para siempre.
Sí, así es, debo recuperarme recordar sólo lo bueno... ya me he recuperado antes...

Luego de la catarsis anterior y esperando que el lector no haya salido despavorido por tamaña chapuza personal, me encamino de una buena vez a la razón del título de esta entrada.

Definiendo el hastío

He tratado de recrear esa sensación que yo di en llamar hastío... Y no sé para qué lo hice. Luego de mucho tiempo, volví a sentirme mal...

El hastío es tan poderoso que uno no puede dejar de sentirlo.

Pasan los segundos, minutos, y mientras más tiempo pasa más fuerte es.

Es casi un vicio, es como una droga que corroe el alma cual ácido se tratara.

Es imposible no sentir ganas de llorar. Inmediatamente las lágrimas salen como torrentes de los ojos.

La sensación viene del fondo del pecho, como si saliera del estómago pero en vez de salir por la boca, el ácido sube hasta la altura de los ojos quemando todo a su paso y repito, es imposible no llorar.

Es un dolor que no se puede controlar, un dolor sin nombre. Y luego ganas de llorar, ganas de morir, ganas incontrolables de dejar de existir...

El diccionario no me ayuda. Su definición no me llena.

Una vez le llamé un "py'ajeré" en las mismísimas entrañas del alma... Pero igual sigue sin compararse.

Claro, ya antes he inventado o adaptado nombres para cosas que tal vez tengan el suyo propio como la -no tan- famosa (pero para mi sí) "SHD", pero es mi versión o mi visión de las cosas, es mi visión de lo que siento, del sentimiento. Es mi forma de expresarme...

Para terminar, como curiosidad, fue en aquel poema del domingo triste, uno de mis favoritos de la infancia, la primera vez que vi esta... ¿palabreja?
Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío...

En fin...