29/01/10

Domingo triste

Recuerdo el primer libro de poemas que leí cuando niño. Era uno grande, de muchas páginas y muchos autores. Se llamaba "Antología Poética Universal"

Y entre los poemas de José Ángel Buesa que incluía la obra, por alguna extraña razón, me atrajo más éste que otros. Hablo del "Poema del domingo triste".

Recuerdo también la última vez que lo leí entre lágrimas, una tarde de domingo. Una tarde de lluvia. Mientras miraba el raudal yo trataba de olvidar.

Pero cuanto más trataba, más difícil se hacía. La soledad era un castigo. Es un castigo. Lo sigue siendo, un castigo tormentoso, sin fin.

Recuerdo en mi mente volaba entre las nubes grises... Sobrevolaba los mapas de imposibles países, de los que habla el poema.

En fin, esta es la transcripción del poema que saqué de un cuadernito de notas en donde lo tenía anotado:

Poema del domingo triste

Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no miente.

La soledad, a veces, es peor castigo...
Pero, ¡qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises,
formando extraños mapas de imposibles países;

y el monótono ruido del agua no sería
el motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,

mientras corren las aguas por la calle en declive
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;

y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste!