03/02/10

Hace calor...

Estos días hace demasiado calor...

¿40 grados? ¡Mis polainas! Deben hacer más que eso.

Perdón por la expresión pero simplemente debo decir que es inaguantable.


Supongo que debo agradecer a Dios que estoy de vacaciones. Y digo esto porque no me ha tocado ir en colectivo. Es que el olor a katî debe ser infernal con estas temperaturas.

Es chistoso que ahora se me venga una frase de aquel cuento de Roa Bastos que nos hiciera leer la profesora de Literatura allá en mis años de escuela: "Un tufo de horno henchía la pesada y eléctrica noche de diciembre" Que claro, debo reemplazar por "febrero".

¡Qué calor! El sudor se filtra por la ceja... y... ¡Oh my God! ¡Mis ojos! siento que se me queman los ojos!! La sal producto del calor debe ser la responsable.

Una ducha hirviente (es que el tanque está en el techo y el agua se calentó toda la tarde).

Reviso las hojas del manual de mi computadora. ¿Será buena idea encenderla? No quiero que se queme.
"Temperatura máxima de funcionamiento: 35 ºC"
La máquina hace un ruido casi fantasmagórico con esos ventiladores chirriando como almas en pena...

Una brisa tibia afuera. Viento. Otra vez la calma…

Tereré bien frío...

Los aullidos inquietantes de los perros de los vecinos…

El calor agobia. Ya es de noche, casi madrugada. El ventilador gira, se contonea, hace su rápido baile ahí en el techo…

Humedad sin adjetivo…

Hace calor… es una ola de calor que no deja dormir, un calor que arrebata el sueño.

¿Dónde se esconde el frío?

Atrás queda el recuerdo de un crudo invierno en el que aquella habitación fuera testigo de mi dulce primer beso, de mi silente primera vez.

Ninguno de mis poemas habla del calor, mas muchos hablan del dolor… y del frío.

Ahora los frondosos árboles de mango y aguacate bailan acariciados por el viento. Viento que hace más llevadera esta agonía.

Dicen que estar resfriado cuando hace calor es realmente inaguantable. Pero, ¿qué me dicen de estar triste con este calor infernal? Sucumbir ante el poder de lágrimas saladas que se mezclan con el sudor del rostro curtido por el silencioso sentimiento de melancolía, pura melancolía…

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