26/08/09

Señor, te entrego a Emilia

Mi primer verdadero amor se llamaba Emilia. De mi misma edad, inteligente, perfecta para mí. Pero algo oscuro había detrás y no permitía que nosostros estuviésemos juntos; esto es, su noviazgo con un joven quien fue a trabajar al otro lado del mundo y desde hacía unos tres años no volvía.

Cuando le conocí, me enamoré de ella perdidamente. Gastaba mi saldo del celular, dinerales, para mensajear y hablar con ella cada noche. Cada encuentro con ella era celestial, maravilloso. Le entregué mi alma una noche fría de agosto. Fue exactamente hace dos años justo después de mi primer beso, en esa gélida habitación mía.

Le entregué mi alma, mi cuerpo, mi vida...

Luego, todo se vino abajo.
No estoy del todo bien. Sigo herido por lo que me dijo aquella mañana de octubre. Como quien dice, "pájaro que come, vuela". Así pasó. Ella jugó conmigo, me enamoró tal y como ella confesó que lo hacía con otros hombres. Para ella era un juego, para mí no.

Le pregunté entre lágrimas qué fue lo que pasó esa noche, si ese mi primer beso significó algo para ella, qué fue lo que paso entre nosotros... Ella sólo dijo:

-"Fue sólo una noche de calentura, como le puede pasar a cualquiera"

Ahi mismo morí para siempre, mi mundo interior se destruyó, mi vida dejó de tener sentido.

Entre tantos psicólogos y psiquiatras, entre tantas pastillas y consejos, mi familia me sigue apoyando en el lado de lo espiritual. Fue así como me topé con un libro titulado "40 oraciones para sanar las heridas del alma y del cuerpo".

Sigo herido, duele... Aún vierto sobre mi almohada ríos de lágrimas por las noches. Duele.

Ella ya se casó con él, con su novio, con su "primer amor". No le guardo rencor... ni a ella ni a él. Por eso mis oraciones son por ella y por él. ¿Y por qué rezo por él? Porque mi mayor deseo es que él le haga feliz.

Ahora es cuando mojo de nuevo el teclado ahogado entre lágrimas que apenas me dejan ver la pantalla.

Transcribiré a continuación lo que dice el libro del padre Gustavo E. Jamut, en la página titutulada "Oración para entregar espirutalmente a una ex-pareja":

Hay cordones invisibles que atan a las personas por años. En el caso de aquellos que han tenido en el pasado un noviazgo intenso o alguna forma de relación afectiva o física con alguna persona, es necesario pedirle a Dios que con la espada del Espíritu Santo corte esas ataduras invisibles. Pues ellas llevan a que esas personas vengan de modo recurrente a través de los recuerdos, impidiendo la profundización amorosa con la persona con quien se ha decidido caminar en el presente y hacia el futuro.

Oración:
Señor Jesucristo, tú sabes el dolor que aún tengo en la vida por mi pasada relación con Emilia Mercedes.

Ahora deseo entregártela con toda sinceridad y pedir perdón a través tuyo por el mal que le haya ocasionado... (se supone que acá uno debe entregar los recuerdos que todavía ho producen dolor; pero decidí que no es buena idea que el mundo entero lo sepa, mejor guardamos el secreto)

Tambíén quiero a través tuyo perdonarle por los daños que me causó (respirar lenta profundamente y abrir el corazón en la presencia de Dios contándole todo lo que aún uno siente y pidiéndole que lo libere)

Distancia Señor Jesucristo con el poder de tu amor mi cuerpo, mi alma y mi espíritu de lo que fue esa relación.

Te pido, sana sus heridas y las que me ocasionó, su memoria y la mía.

En tu nombre Jesucristo, libero a esa persona del contacto físico, psicológico, emocional y espiritual que tuvo conmigo y te entrego todo lo que recibí de Emilia Mercedes.

Enséñanos a construir a cada uno una vida nueva en los caminos que hemos decidido transitar por separado. Amén.

Sé que nunca dejaré de amarte Emilia, pero ahora sólo deseo y espero de todo corazón, que seas feliz. Y desde aquí te mando un rosa roja y siete frutillas muy dulces para vos...