Yo entraba al colegio por la siesta, la veía al pasar y me parecía como si estuviera viendo todo luminoso el lugar. Y, sentado en un banco yo simplemente escribía.
El nombre del poema no necesariamente es el de a quien iba dirigido, por lo que si alguien hurgara en mi pasado quizá no la encuentre, o tal vez sí pero con otro nombre, eso sí, de tres sílabas. Pero mejor lo dejo para el misterio.
Andrea
Luz esquiva y fugaz de la cálida siestaes Andrea que se aleja quedándome tan vacío...
pero cuando regresa, todo se vuelve fiesta!
como las undísonas olas de un caudaloso río.
Su mirada divina de luz de esmeralda
incendiando los dedos de sea de la brisa,
congelando de envidia al sol en su espalda
también las flores envidian su bella sonrisa.
Esa sonrisa de sus labios de ambrosía
y su suave piel de pétalos de azucena,
aroma de azahar que mi alma ansía
poder sentir, es su alma dulce y serena.