04/01/10

Ya nada es como antes

Hay varias etapas y situaciones que liberan mi sed de escribir...

Puedo escribir cuando:
  1. Estoy enamorado
  2. Me han roto el corazón
  3. NO tomo tantas pastillas que evitan que piense
Pues es así, las pastillas evitan que me exprese, que sienta, que viva... Ya comenté en este blog cómo me dejan esos medicamentos. Como un zombi. :S

Claro, sentir la nada parece ser es mejor que sentir tristeza. Sentir el vacío es mejor que sentir la angustia y el dolor. (?)
Pero, ¿qué hacer cuando uno ha sentido eso todo este tiempo? ¿Uno se acostumbra al dolor? ¿Será que por eso ya no puedo escribir como antes?

Revisando mis diarios personales de hace un buen tiempo, más precisamente de hace unos cinco años, y a pesar de haber estado completamente abatido en cuanto a lo emocional, me sorprendió la fluidez con que salían de mi interior las palabras y las plasmaba en el papel. Con buena caligrafía, incluso. He aquí una transcripción:

Aquí en este escondrijo frío y taciturno, dentro de mi andrajoso y destruido, casi aniquilado corazón, yo muero despacio, lento...

¡Qué tristeza es la que inunda mi alma! La anega hasta lo incoercible.

Lágrimas amargas cual volátil chispa efímera se deslizan y se apagan tras el soplo repentino de mi angustiante soledad.

¡Qué solo estoy y qué solo me siento!

¡Qué lúgubre es estar en compañía de algo ausente, en compañía de mi hastiante soledad!

Mas nadie parece querer entenderlo, nadie comprende que me ahogo y muero lento, taciturno, en ansiedad.

Tan sublimemente un fugaz segundo da lugar a otro y un minuto muere al nacer el otro, y su destino, siempre el mismo, jamás se ha roto.

En esta amalgama de cosas y razones sin razón, se desprende un lágrima de mi triste corazón, es por la amargura de esta noche sin fin, más amarga que el ajenjo, más dolorosa que el espino que se ha clavado en mi destino...

¡Qué más da si ya estoy muerto! O ¡qué más da si he de morir!

Taciturno, frío y triste como baúl abandonado a la intemperie corrosiva, bajo esta noche sin salida, me da la muerte su bienvenida.

¿Es acaso por despecho que la angustia de la soledad así mi corazón mustia?

Sí, así escribía en ese entonces. Es casi poético diría yo :P

Ya nada es ahora como antes. Eso es triste, pero también, me da qué pensar.

Porque si no puedo contar al mundo lo que siento, me siento un ser incompleto.

Las historias están ahí, en mi mente. Debo dejarlas fluir.

Pero me quedo mirando el vacío... Ya veré cómo hacer para volver a escribir como antes, con las ganas que ahora me han arrebatado las pastillas.