-Franco, andápue traé la gaseosa. Tomá acá hay un cinco mil.
Le pasa el papá a Franco el billete a pesar de que todavía éste sigue masticando un pedazo de carne. Con la boca llena dice:
-hmm, está bien, pero esperána
-Andá siqué, upéi reupáta la nde rembi'ú!
Se levanta, se dirige hacia el portón y una señora seria le saluda y pregunta:
-¿La casa de Franco Mendieta?
-Sí, acá es - responde Franco con un tono de curiosidad
.¿Y está él?
-Ehmm, todavía no, pero, pase nomás señora.
Le acompaña una hermosa joven, rubia, de aproximadamente dieciséis años. Ambas con caras serias entran a la casa por el portón del patio.
-Buenas... -dicen al unísono las dos al entrar.
-A buen tiempo, mba'éichapa, ¿en qué le podemos servir?
-Estamos... no se preocupe por el asiento, de paso nomás vinimos. Estamos buscando a Franco Mendieta. Aquí es donde vive él, ¿verdad?
-Claro, che mitakaria'yngo péa- contestó el papá.
-E'a, no le vieron pio al entrar - dijo la mamá extrañada
-No...
-Ahí viene... ¡Rápido pue! - le dice casi gritando el papá
-E'ána, no había ko en la esquina y tuve que ir en lo de ña Pancha.
-Che memby, estas señoras quieren hablar contigo.... ¿Qué mba'epa ya hiciste ya otra vé?
-Nada mamá, mba'épio che ajapóta gua'u?
-Mba'e náda atu pikó, la otra ve llamaron de tu colegio para decirme que rompiste todo una silla no sé que, ¡ich!
-Anínati... Ustedes... ¿son del colegio, verdad?
-No... Nosotras venimos por otro motivo....
Se dirigió hacia su hija y le preguntó:
-¿él es?
-Sí, él es, és es el papá de tu nietita! - repondió en voz alta la joven.
-Mba'é he'í!? - exclamó el papá de Franco quien creyó haber escuchado mal
-Lamento informarle que aquí tenemos una orden de la fiscalía... y del juzgado... -decía esto la señora mientras sacaba papeles de una carpeta archivadora que estaban presillados de a dos y de a cuatro- y también la demanda judicial por prestación de alimentos en contra de Franco Rafael Mendieta Esquivel, de dieciocho años, soltero, domiciliado en las calles Tajy casi Arenales, número quinientos veinte conforme a la resolución número....
-¡Espere un momento!... Cómo es eso de presentación de alimento ñandekó!? - objetó el papá bastante confundido.
-¡Demanda judicial! ¡Che Dió Santo! ¡Qué lo que ya otra vé ahora rompiste nde mita'î akã bodóke!, ¡ejú ché ko'ápe!
La mamá persiguió a Franco hasta alcanzarlo y darle varios sopapos y coscorrones, luego agarró un palo de escoba que estaba al alcance de su mano y le dijo:
-Kóa amopêta nde akãre hína! Decime, ¡qué lo que ya otra vé hiciste! ¡Dale pue!
-¡Mba'ére pio che nupã, che ndajapói mba'evé, eporandúna Eduárdope ehecha hagua la che ndajapói mba'evé!
-Mba'e Eduardo, otro bandído oikóa!
-Carmen!, eheja chupe ha eporandu mba'e apoha péa pe presación de aliento, de alimento ma'embo. -interrumpió el papá a su esposa quien estaba bastante alterada.
-Hêe.. disculpe señora, pero ¿qué es lo que hizo nuestro hijo?
-El tema no es lo que hizo, sino lo que no hizo, o lo que no está haciendo, mejor dicho - contestó la visitante con una voz misteriosa
-Lo que no... nantendéi mba'eve... -concluyó la mamá de Franco con bastante de frustración y confusión en el rostro.
En eso llegó otro hombre, un poco atareado, como si el apuro fuera parte de su ser, luego de pedir permiso ingresó al lugar.
-Disculpen mi llegada tardía, pero resulta ser que estaba atendiendo otro caso y se mi hizo un poco tarde. Hola, soy el fiscal Sindulfo Vera, fiscal en lo civil, muy buenas noches.
Pasó la mano y el papá dijo
-¿Usté es fiscal? Mirána un poco Carmen, para mí que es demasiado jovencito ko es para ser fiscal.
-Disculpe señor, pero aquí no hemos venido a discutir mi edad sino el grave caso de demanda impuesto al acusado por parte de estas dos damas aquí presentes.
-Qué es lo que dicen gua'u que hizo supuestamente mi hijo, señor juez.
-Fiscal, señora, fiscal... y... según las demandantes aquí estamos frente a una grave falta por abandono y la no prestación de alimentos por parte del denunciado
-¿Abandono? ¿Ha mba'e la ohejáva ha'e? -Preguntó aún más intrigado el papá, poniéndose un poco más nervioso esta vez.
-Pues aquí tenemos... espere que un momento, ya enseguida... acá están las fotos que van a dilucidar con mayor facilidad sus dudas.
Sacó dificultosamente unas cuantas fotografías de su maletín negro (aunque aquella noche más bien parecía marrón oscuro) En la primera foto que fue mostrada aparecía una bellísima jovencita rubia, parecida a la que acompañaba a la señora, de ojos azules tendiendo al verde, de tez blanca y una hermosa sonrisa que hacía resaltar las blancas perlas de su boca.
-Y ésta pio quién es?
-Esa, señora, era la madre de la criatura
-¡De quién pikó!? ¿Cuál criatura?
-Pues la niña que es el centro de todo este litigio judicial... a ver... de esta niña!
Y mostró una foto de una bebé de un año y medio más o menos, muy parecida a su mamá (pues luego pareciera ser que ni un poquito se parece a su papá)
El padre de Franco tomó esta vez la palabra y preguntó:
-¿Y eso qué tiene que ver con nuestro hijo?
-Como que, "qué tiene que ver" - continuó el fiscal interviniente- siendo que él es el padre de la menor, por supuesto que tiene que ver con el caso... o me van a decir que no estaban enterados de todo esto?
-Eha'arõke... peráke no estoy entendiendo hína -prosiguió el papá de "Franquito" como le decía su mamá las pocas veces que se ponía cariñosa con él- ¿Cómo es eso de que Franco es...? No! Anichéne! No puede ser!... ¡Franco! vení un poco acá!, ¡qué es lo que estas personas están diciendo de vos?!
-Ndéra, todavía ko ni la mitá de mi comida todavía no comí!
Seguí Franco en la mesa, sin prestar mayor atenció a lo que los demás adultos decían
-Franco, nde eikuaá mávapa péa? ¿vos le conocés a esa chica?
Le mostró la foto de la mamá de la niña y él exclamó con un silbido
-Fiiifiuuu, iporãitépa, ¿quién pio es? ¿una modelo?
-Mba'e modelo atu pikó, ich!, esa es la mamá de esta mitakuña'î que está acá en esta foto -Le regañó su madre por enésima vez
-Chúlina!
-Chúlina te voy a dar si no me decís por qué lo que están diciendo todo eso sobre vos, ne mita'î malgraciado eikóa!
-¿Y qué lo que dicen gua'u?
-Y que vó so el papá de esa criatura!
-Mba'e!? cheko ni chika'i ndarkói!
-Ma'e nderekói atú pikó, ha pe ohóa nendie ko kueheambue pe don Kaló túva veloriohápio pio mba'e?
-Pe tuicha guasúva... mba'éicha ihérava?... Mamérta pio nde ere?
-Ha quién más?
-Noo, péango Eduardo chika'i
-¿Eduardo?
- Sí, ha emañamína chéve, ¿mba'e chika'í pio che arekóta? Hakeko che vai formal hína. Las chicas ko corren todo de mi, oimene culébra mba'e la ohechapa che rováre!
- Hêe, péa cierto señor fiscal, no puede ser que esa chica, ema'emína la iporãlája... ko che Franquito ko ivaive la carpíncho oikeva'ekue la yvyguýpe. No no es cierto otro ha de ser el que es su papá -dijo la mamá un tanto más calmanda.
-Si, y otra cosa -añadió Franco- chengo che vírgen todavía mi estimado
-E'a, Franco! péango nderemombeúi'arã che ra'y! -dijo su papá
-Pero es cierto ko! Yo todavía no le toqué a ninguna mujer, ni le miré siquiera! Además, yo no le conozco a ninguna de esta señora, señorita o... ¡nambré!
-Mba'e! ¿rerasêta pio? Enfrentátena como hombre toda esta situación che ra'y... y dígame señor juez
-Fiscal...
-Fiscal, en qué se basa para acusarle así a mi hijo?
-En primer término, las pruebas en su contra, como por ejemplo, el diario personal de la fallecida en donde...
-¿Fallecida? máa la omanóva? -interrumpió extrañada la mamá.
-La madre de la niña... y como le decía, su diario personal en donde escribe detalladamente y de manera pormenorizada el encuentro con el acusado, cómo se conocieron, el lugar en dónde quedó encinta y todo está escrito ahí. Ahora bien para tener la certeza de que en realidad , en verdad Franco Mendieta, o sea, su hijo, es el padre de la menor tendremos que realizar todas las pruebas correspondientes y eso incluye el examen de ADN
-Ah, eso yo conozco... es uno de eso test en donde te dicen si vos está loco o para saber si sos demasiado cabezudo o algo así, a mi me hicieron uno de eso en el colegio hace poco.
-Esos son tests psicológicos mi hijo - continuó diciendo el fiscal- El el examen de ADN lo que se va a averiguar es si vos sos o no realmente el papá de la criatura.
-Socio, y eso pio... duele, nde...
-No te preocupes por eso, lo que sí vamos a hacer es tratar de llegar a un acuerdo monetario favorable para ambas partes...
-Espere, yo todavía no entiendo hína, no entiendo eso de presazón de alimento o lo que sea -dijo el papá cortando las palabras del fiscal.
-Y es de eso justamente de lo que estoy hablando, del pago en una suma equis para el mantenimiento de la niña.
-Pero esperána un poco chera'a, si todavía no sabemos si es o no mi hija esa nenita pio para qué vamos a apurarno, ¿verdad?
-Nadie dijo estar apurado aquí -respondió el fiscal, a lo que la señora, la madre de la chica que quedó embarazada replicó:
-¿Cómo que no? Nosotras por eso justamente lo que hicimos esta demanda. Porque no podemos hacernos cargo de la bebé. Yo tengo que ir a España a trabajar y mi hija obtuvo una beca para ir a estudiar al Brasil. ¿Dónde va a quedar entonces la niña? Entonces pensamos, ¿dónde más que en la casa de su papá?
-Mirána un poco, le van a dejar una bebé a un mita'î que ni siquiera atar su champión no sabe hína... pero qué macanada!
-Uhmm mamá!
-En serio ko é
-Entonces mañana para las ocho y media en la fiscalía para empezarlos trámites -dijo el fiscal como para terminar su visita.
El papá de Franco quedó turbado y pensando que ciertamente tal vez esas mujeres estaban tendiéndole una trampa a su único hijo.
Fin