24/12/10

07/12/10

Rumbo a Caacupé... noventa años atrás

Se acercaba el día de la Virgen de Caacupé y, como otras veces, abuela evocó con entusiasmo las peregrinaciones que hacía cuando niña desde Limpio, su pueblo natal.

Este es su relato y con él podemos remontarnos a la primera década del siglo pasado: años 1913, 1915.

Los preparativos comenzaban semanas antes con la confección de ropas para estrenar el día de la función patronal. Luego venían el lavado y planchado de estas y otras ropas sacadas de los karamegua. Todas almidonadas y perfumadas con pacholí.

Dos días antes de lapartida se preparaba el avío, crujientes y olorosos chipa aramirõ, chipa manduvi. También chicharõ trenzado y dulce de maní. Cuando todo estaba listo, se envolvía en manteles almidonados y se guardaba en canastos.

En la víspera del viaje apenas dormíamos.

El día siete de diciembre, muy de madrugada, empezaba el tan esperado viaje. Los adultos cargando atados y canastos; los niños, llevando bultos más pequeños, íbamos a pie hasta Luque, contentos, animosos.

Llegábamos a la estación del ferrocarril al amanecer. En espera del tren procedente de Asunción, comíamos algún chipa como desayuno.

A las siete tomábamos el tren que nos llevaría hasta Tacuaral, hoy Ypacarai. ¡Qué divertido era ver pasar casas, árboles, personas, columnas, postes, animales!...
Más gente subía en las estaciones de Yuququyry, Patiño, Areguá.

A media mañana, mamá nos convidaba con chipa y chicharõ trenzado, con lo que nos
dábamos un festín.

A mediodía llegábamos a Tacuaral e inmediatamente nos disponíamos para otra caminata. En este pueblo se podía alquilar caballos o carretas para hacer el resto del viaja, pues no había ómnibus en esa época. Tampoco había ruta. Sólo un camino de tierra.

A los que hoy viajan a pie o en vehículo por la Ruta II les debe ser difícil imaginar lo que era el cruce del cerro por su parte más alta. Desde abajo se tenía la impresión de que se llegaría en pocos minutos, pero al alcanzar lo que parecía ser la cumbre uno se daba cuenta de que había otro trecho que escalar. Y luego, otros más.

El descenso hacia el pueblo era distinto. Requería menos esfuerzo y la vista de la torre de la iglesia y las casas nos entusiasmaba.

Aunque llegábamos exhaustos a nuestra posada, la alegría nos reanimaba. Después de unas horas de descanso, nos íbamos a la novena de la Virgen, en la iglesia. Y de aquí al Tupasy Ykua, de donde traíamos agua.

En la iglesia y cerca de ella, se veía a los promeseros. Llegaban continuamente a pie, con niños en brazos unos, arrodillados otros; algunas mujeres llevando en la cabeza trozos de piedra; niños y jóvenes vestidos con túnica blanca y manto azul. Acudían desde distintos pueblos y se ubicaban en casas de amigos, en las plazas, en los patios baldíos; a orillas de los arroyos. Muchos de ellos venían en carretas con techo de cuero, verdaderas casas con ruedas.

El día ocho, muy temprano, luciendo nuestra ropa nueva, nos íbamos a la misa y después a la procesión. Una y otra vez cantábamos “Es tu pueblo Virgen Pura” y “A Dios queremos los paraguayos”. Se hacían vivas a la Virgen y a la patria.

La colorida multitud seguía a la imagen por las calles de Caacupé y traía de vuelta a la iglesia.

De nuevo en nuestra posada, con pantallas y objetos de arcilla como “recuerdo”, nos preparábamos para el regreso.

Nueva caminata hasta Tacuaral cruzando el cerro y el viaje en tren hasta Luque. De aquí, a pie hasta nuestras casas, algo cansados, muy contentos y con ganas de volver al año siguiente.
-M.J.M.

05/12/10

04/12/10

Luces de Navidad

Estamos cerca de la Navidad, esa fecha para algunos muy triste, en la que se mezclan recuerdos y sentimientos conjugados con soledad... Y digamos que la canción Christmas Lights (Luces de Navidad) de Coldplay no escapa de esa temática: por un lado, peleas, lágrimas y la profunda melancolía de darse cuenta que por eso uno ha perdido a su amor, cosa que ocurre más a menudo en estas épocas y también las esperanzas simbolizadas en las luces de Navidad como esta parte al final de la canción que me gustó mucho y que dice más o menos así:
Esas luces de Navidad iluminan las calles
allá abajo donde se encuentran el mar y la ciudad,
puede que todos tus problemas se vayan pronto.
Oh luces de Navidad, sigan brillando.

Esas luces de Navidad iluminan las calles.
Quizá la traerán a ella de nuevo junto a mí.
Entonces todos mis problemas se habrán ido.
Oh luces de Navidad, siguan brillando.
Hermoso el detalle de los fans de la banda que lanzaron cientos de globos desde un bote en el río Támesis en Londres. Y muchísimo más lo de los fuegos artificiales, porque eso es lo que más hay por acá en Navidad y Año Nuevo, y fue lo que me emocionó hasta las lágrimas [sic] la primera vez que vi el vídeo.

Lo más curioso: Aparte de los violinistas vestidos de Elvis Presley que pasan por el fondo del escenario de vez en cuando, en el minuto 2:27 aproximadamente, cuando se prenden las luces de encima del escenario al parecer lo que se encienden son las palabras CREDO ELVIM ETIAM VIVERE, en latín, y signfica: "Yo creo que que Elvis aún vive" jaja.

A continuación podés ver el vídeo y la la letra de la canción: