15/07/10

Arreglando el mundo...

Un eminente científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para reducirlos. Pasaba días enteros en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.

EL científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo.

¡Justo lo que precisaba!

Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:

-Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie.

Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer le mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente:

-¡Papá, ya hice todo, conseguí armarlo!

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que seria imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.

Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?

-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre.

Así que di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. "Cuando conseguí arreglar al hombre, di la vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo..."
-Marcos Santiago Fuentes

Extraído de un libro titulado "Llegó por e-mail" que me regalaron cuando estaba convaleciente luego de varias internaciones, entradas al quirófano, y demás yerbas que me dejaron postrado en cama durante casi todo el 2004. Quizá alguna vez cuente algo sobre esa odisea.

Creo que todavía se puede conseguir -el libro, no la entrada al quirófano (?)- en la librería Paulinas que queda sobre Azara casi Iturbe en Asunción.

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